miércoles, 11 de diciembre de 2013

Olivia entre las sombras.

A Olivia no le gustaba desaparecer de repente, simplemente siempre fue así de escurridiza. Siempre fue de desaparecer cuando el desastre comenzaba a quemarle las pestañas. Dentro de ella había más furia que ganas de vivir, más odio que ganas de renacer.
Y ahí estaba. Salió corriendo de su casa en Almagro y se fue sin mirar hacía atrás, corriendo con su vestido a cuadros, y su pelo ondulado hacía la plaza que estaba a diez cuadras. Todo un desafió para una pequeña criatura de escasos años. Once para ser exactos. 
Cuando llegó todo estaba repleto de madres con sus hijos, copos de nieve, garrapiñadas, dulces, payasos, carnavales, juegos. El gran desfile esperaba por ella. 
Sueña que es una gran bailarina y que todos ansían por un guiño de sus ojos, por una mirada, por una sonrisa de su parte por hacer su gracia. 
Mientras escuchaba a los demás niños refunfuñar porque sus madres no querían comprarles los peluches que estaban en venta, ella simplemente se arrodillo en silencio sobre la arena y comenzó a dibujar. Primero una casa, al lado de ella, un edificio, y luego otro más grande. Más abajo, una familia que se componía de una madre.  Luego,tres hijos pequeños, dos bebes y uno menor. 
Olivia dibujaba sin pensar en lo que ocurría a su al rededor. Hasta que sintió una leve sombra detrás de ella. Y giró sin más preámbulos, ni ningún tipo de duda. Ahí es cuando vio que un anciano, de baja estatura, pelo blanco, camisa y tiradores la estaba observando dibujar. 
- ¿Como te llamas, pequeña? -preguntó el hombre extrañado-
- Olivia -exclamó ella con inseguridad- 
- ¿Y que hace una nena como vos a estas horas y dibujando la arena? ¡Anda a divertirte!- 
-Está es mi diversión. -contestó Olivia-. Y comenzó a explicarle que esa era la casa donde iba a vivir con sus tres hijos cuando sea una bailarina reconocida por todo el mundo. El hombre muy extrañado le preguntó: 
-¿Dónde está el padre de tus hijos? No lo dibujaste.
- Papá no tiene. Los papas traen problemas -contestó con total naturalidad-
El anciano se fue en silencio, sin decir ni una sola palabra. Totalmente extrañado por la respuesta que Olivia le dio. Sin embargo, ella continuaba haciendo garabatos en la arena sin importarle mucho lo que los demás hacían. 
Había mucho más para hacer que estar sentada en el suelo planificando su futuro, pero Olivia es así. Planificadora, compulsiva, obstinada, y callada. Siempre atenta a lo que pasa, más no desconcentrada de lo que le pasa a ella misma. No obstante, a veces se sale de control y termina escapando a lugares como estos. 
Donde lo único que la calma es la soledad entre un centenar de personas, la soledad entre los niños, y la soledad de ella misma. La soledad que le regalan los dibujos, y la que se regala ella misma.
¿Que tan lejos puede ir Olivia esta noche con once años? ¿Que tanto más le espera por descubrir? 

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